miércoles, 1 de septiembre de 2010

Dialéctica y análisis dialéctico.

Hermann Güendel
Resumen
La dialéctica es una perspectiva de abordaje a la realidad. Desde ella la inteligencia humana logra conceptualizaciones complejas, adecuadas, por ello, a la particularidades mismas del mundo en el que la conciencia genera discurso de conocimiento, en este ensayo he decido revisar los alcances de la dialéctica materialista, proponiendo un marco metodológico y ontológico que de cuenta de la diversificación de la realidad histórica actual.
Palabras clave
Dialéctica, perspectiva relaciones


El espíritu de la crítica y la revisión se han enseñoreado de la razón, y, cual Virgilio, nos guía a través del infierno del desconcierto para buscar la razones de nuestra debilidad y error. Resurgiendo la razón del terrible bolos en el que se encontraba desorientada , hoy podemos confiar en nuestra capacidad de crear un nuevo horizonte de alternativas lleno de sentidos nuevos que devuelvan la dignidad al ser humano por su oposición a la barbarie de este capitalismo deshumanizado que vivimos hoy y, que ha entrado en decadencia.
Hemos entrado en el momento en el que la dignidad del hombre recubra su protagonismo, enciende nuestra imaginación cobrando la fuerza de una idea a la que le ha llegado su tiempo, se eleva de su miseria y proclama que no podemos crear una nueva sociedad de justicia iniciando con una injusticia.

1.1 El tema de la dialéctica en nuestra época
Durante décadas la dialéctica materialista fue producida a dogma oficial del poder político de una sociedad que ya desde su mismo origen estuvo viciada, el gran error que desde su inicio el DiaMat soviético poseyó fue haber sido concebido como la filosofía del marxismo , desde ese momento la que criticidad del discurso se abandonó por el dogmatismo instaurado por un poder constituido, la dialéctica se formalizó en las paginas de un folletón publicitario de la imprenta oficial del Estado.
Separada, por su formalización, del objeto al que se refiere, la realidad material desde la perspectiva del ser humano, la dialéctica pasó de ser un instrumento de comprensión de la complejidad de la realidad a una ideología a través de la cual el poder, siempre tirano de inteligencia, la utilizó como discurso de ignorancia y sumisión, sellando su autoridad sobre el conocimiento al declararla “forma del movimiento de la realidad” , llamando al materialismo dialéctico a formular sus "leyes".
Hoy, sin las cadenas que retuvieron durante décadas el juicio inquisidor de la inteligencia, la dialéctica se ha convertido tanto en una perspectiva de interpretación, como en un problema a considerar, es decir en un objeto teórico.
La interpretación dialéctica de la realidad se origina en el período presocrático, desde el cual ha atravesado distintos momentos de evolución hasta llegar, en el siglo XIX, a una formulación materialista lograda a través de una redelimitación del objeto de la dialéctica hegeliana, logró conceptual de Marx bajo la influencia de la filosofía materialista de Feuerbach. El eje conceptual sobre el que exigirá nada el discurso materialista dialéctico elaborado y aplicado por Marx se resume en la categoría de práctica de apropiación de la naturaleza propuesta ya en los manuscritos del 44. El materialismo marxista se trata, a nivel filosófico, de la conceptualización de la actividad del hombre como una práctica ontológica intencional, es decir, como transformadora de la naturaleza y la sociedad en condiciones identificables. Esta conceptualización será la que dará lugar, más tarde, al materialismo histórico distintivo del discurso marxista, tanto en periodo de transición, como en el de su madurez.
Hoy día podemos entender la dialéctica materialista como lo que desde su mismo origen en Marx fue una visión de mundo, es decir, una perspectiva de la realidad con base en la cual el hombre actúa sobre el mundo en el que vive y al cual se enfrenta.
El origen toda visión de mundo se encuentra en la acción del hombre sobre la realidad hostil que enfrenta para crear su mundo, es decir, para configurarlo en un lugar agradable para ser vivido. En su visión de mundo, el ser humano reconoce las particularidades de su práctica.
El ser humano enriquece de modo permanente la realidad material en la que debe sobrevivir a tal grado que logra transformarla en un lugar en el que puede vivir. La razón antropológica más profunda de esto que puede identificar se encuentra en la propia naturaleza del hombre somos, por sobre toda otra consideración, creadores de mundos, transformadores, gracias a nuestra magnífica complejidad, de realidades hostiles en habitables.
Es nuestro más íntimo ser el que nos lleva a estar siempre inconformes con lo que, por nuestro esfuerzo, poseemos, y es esta misma condición ontológica del ser humano la que nos lleva a transformar la realidad en un mundo y a transformar igualmente el viejo mundo en nuevo mundo.
En su forma de percibir el mundo la inteligencia no se otra cosa sino representar su propia actividad material, la visión dialéctica del mundo es así un modo de apropiación conceptual de las particularidades de la para que ya sobre la realidad material en el que se sustenta el conocimiento que se configure a partir de ella.
Como visión de mundo la dialéctica es igual de válida que cualquier otra; pero a diferencia de cualquier otra tiene un alcance particular, el cual consiste en su capacidad de posibilitar la configuración de un tipo específico de análisis y explicación de la realidad, a éste le vamos a llamar “análisis dialéctico”

1.2 Visión de mundo y conocimiento.
Nadie "redescubre" la verdad es que la humanidad ha establecido, más bien las asimila a través de la educación formal y las utiliza como algo ya firmemente consolidado, las verdades que se nos han enseñado son una visión cuestionable de la realidad. No vemos el mundo, somos enseñados a verlo. Ningún ser humano al que se redescubre la evolución del conocimiento humano no revive la historia de aciertos y fracasos en explicación y dominio del mundo.
En nuestro crecimiento asimilamos una perspectiva la realidad creada por la humanidad al lado del mundo que ha creado para qué lo habitemos, esta perspectiva o visión de mundo es la matriz más general de todo el conocimiento que poseemos, con base en ella creamos valoraciones, juicios y actitudes. Todo acto de la racionalidad humana parte de un marco conceptual básico que le permite al sujeto particular conocer su posición y situación en el mundo, este marco particular es la visión de mundo que nos ha sido impuesta al crecer como parte de nuestra constitución en sujetos significativos o individuos. En la socialización constitutiva del sujeto humano se le impone simultáneamente un marco específico valoración y juicio que es, a final de cuentas, la visión funcional e incuestionable de mundo que refiere sólo a la estrecha región de realidad, material e histórica, en la que vive.
El conocimiento consiste en una apropiación conceptual de la realidad, la percepción de esa realidad apropiada por nuestra inteligencia se encuentra condicionada por una visión de mundo, así en verdad no saltamos de la ignorancia a la sabiduría; sino de una cierta sabiduría básica a la innovación en la interpretación de la misma realidad explicada por aquella.
La visión del mundo en Sierra como conocimiento valoraciones y juicios sobre la realidad que la humanidad ha constituido, no es una especie de enciclopedia voluminosa, sino una condición un marco de configuración de cualquier discurso de conocimiento, pues más que constituida por saberes, está constituida por conceptos y categorías de discurso que dan coherencia y dirección tanto a lo que juzgamos, como algo que valoramos, así como a diversas actividades dentro de nuestra realidad.
La perspectiva de la realidad que asumimos se convierte en la materia y de las prácticas de transformación y enriquecimiento de la realidad. Sin embargo, dentro de una visión de mundo el hombre no "ve" la totalidad de la realidad, sino sólo se limita a un ángulo posible de observación, nuestro ver lo real es sólo de una parte de este punto
en nuestra seguida debemos actuar sobre la realidad con base en perspectivas instrumentalizadas como conocimientos "verdaderos" que creemos sólidos sencillamente por ampararse al propio régimen de validez, conceptos y categorías de discurso, queda visión de mundo para sí misma posee. Nuestros más serios errores cotidianos, y de la humanidad a lo largo de la historia han surgido de confundir la parte con todo.
No es un problema originado en el modo de ver el mundo, sino en el modo en que hemos sido enseñados haberlo. Del mismo modo que al percibir una si creemos generalmente que la "vemos" sin tomar en cuenta de que lo que estamos observando es sólo un ángulo posible de esta, obviando así sus diversas particularidades que quedan más allá del alcance de nuestra vista, damos por un hecho que la vemos actuando hacia ella con tanta infinidad como el niño que cree que al ver, desde cierta perspectiva, de esa silla sólo tres patas supone la cuarta y se sienta tranquilo sobre ella para caer, con la mayor de las sorpresas, pues la silla en efecto sólo tenía las tres tenía las tres que veía.
Pese a esta limitación en nuestro modo debe, el conocimiento exige totalidades, sobre ellas trata y con base en ella demuestra sus verdades. Al no tener percepción de la totalidad del ser creamos una conceptualización totalizante de ese ser con la intención que esta nos permita desarrollar una explicación a través de la cual podamos dominar ese ente en nuestro beneficio.
Para entender la realidad creamos totalidades conceptuales, pero estas no son otra cosa más que de limitación es de situación es concreta de materiales más complejas de lo que podemos percibir de ellas mismas. Conocer es configurar la realidad material que percibimos en una totalidad conceptual.
Nuestra razón sólo puede pretender constituir una verdad si se fundamenta en una totalidad conceptual. Por ello nos es necesario que toda realidad material particular sea delimitada como un objeto teórico o tema de reflexión, pues solo sobre el podemos configurar un análisis primario que de lugar a la formulación de una totalidad conceptual verdadera, es decir, efectiva para la transformación de la realidad. El carácter abstracto que posee todo aquello que dejamos como indelimitado nos impide llegar a su explicación, separándonos, por ello, de su dominio.
Si para declarar como verdadero un conocimiento no podemos suponer sino más bien debemos demostrar para poseer su dominio, todo nuestro proceder parte de suposiciones conceptuales creadas intencionalmente para rellenar los vacíos de nuestra percepción. Todos nuestros conocimientos "verdaderos" defienden su verdad haciendo referencia a una realidad material delimitada para su explicación, es decir a lo que a final de cuentas es una posición conceptual, resulta así que al no tener acceso a la totalidad de lo material la verdad que configuramos es una simple pretensión que parte de un supuesto para proponer otro cuya validez no está en el objeto al que refiere sino en el régimen general de certezas que toda visión de mundo constituye a través de conceptos y categorías de organización de discursos y actitudes. Podemos crear nuestras verdades, pero jamás alcanzar una verdad en sí si es que algo con ese carácter tiene algún sentido, no poseen contenidos materiales y sino un supuesto conocer cuál que le permite posee un rango de efectividad dentro de la práctica de transformación de la realidad a la que nos abocamos, por medio del condicionamiento de una visión del mundo, como un acto con coherencia.
La realidad material a la que se refiere nuestra inteligencia para crear explicaciones es solamente un objeto teórico, no un ente completo real. Cualquier visión de mundo es, simplemente una perspectiva de la realidad que condiciona nuestra conducta sobre el mundo en el que habitamos. Con base en ella no arribamos a una verdad más allá de ella, nuestras verdades son solamente un criterio de coherencia que refiere a la efectividad satisfactoria de aquello que se aplica como concepto a lo que ha sido condicionado por ello dentro de la práctica específica que resulta en ambas regiones coherente.
Por ello la verdad no se supone, tampoco es evidente, sino que se demuestra con certeza o se le rechaza como absurda mentira, en la búsqueda de nuevas verdades que nos permitan dominar lo real se requiere de un instrumento diferente con base en el cual podamos constituir con solidez material nuestro conocimiento.

2. Fundamentación general del análisis dialéctico
La constitución de un nuevo tipo de aproximación a la realidad material que nos permita comprenderla en su complejidad superando la ceguera del modo en que hemos sido enseñados a verla sólo puede fundamentarse en el reconocimiento de la complejidad de la realidad producto de múltiples interacciones identificables. Si la dialéctica materialista fue en su momento un instrumento teórico más que una visión de mundo, el análisis dialéctico que pueda construirse hoy con base en ella más que una nueva forma de delimitar conceptualmente una realidad como objeto teórico, constituye un medio de de construcción de los objetos teóricos establecidos.
Un análisis dialéctico será en principio a que el que fundamente, vence y compruebe la verdad de todas nuestras afirmaciones tanto las más generales, o bien las más específicas. Sólo con la demostración de nuestras verdades podemos enriquecer la explicación y el dominio del mundo que hemos constituido como género humano.
El problema en principio sería establecer si es necesario para un análisis dialéctico establecer una formalización metodológica. El riesgo será sin duda alguna el colocar la reflexión en las fronteras del viejo DiaMat soviético y su pretensión de formalizar las leyes de la dialéctica. Sin embargo si el valor radical de un análisis se encuentra en el proceso de configuración de conocimientos validados no por regímenes de certeza constituidos sino por realidades materiales complejas, el proceder de de construcción del objeto no puede dejarse al libre y arbitrario albedrío del investigador. La explicitación metodológica para la de construcción de realidades y de las relaciones que las constituyen configuradas como objetos de reflexión, exige la elaboración de supuestos epistemológicos y ontológicos.
Debemos reconocer que inicialmente fue Engels quien se preocupó por desarrollar una formulación del método dialéctico materialista. Desafortunadamente, resulta fácil notar como de modo apresurado, tal vez por encontrarse en plena lucha teórica , confunde continuamente lo que debe ser propiamente metodológico, con lo que resulta no ser más que el contenido de la división de mundo misma de la que estaba partiendo. Por ello ya desde él, la dialéctica materialista tuvo en este rubro poco desarrollo teórico, quedando prácticamente restringido al uso de "fórmulas fijas" como lo fueron las llamadas "leyes de la dialéctica". La pereza y la incapacidad redundan en la ausencia de un elemento fundamental de todo instrumento de conocimiento, la innovación conceptual.
Inspirados en Engels, se llegó a creer en la eléctrica como la forma general del desarrollo de la realidad, más aún en uno de sus más leídos libros será el mismo quién quiere y asegurar que "la dialéctica es una ley del desarrollo de la materia, de la historia y del pensamiento extremadamente general, y precisamente por esto, revestida de un alcance y significación extrema. Ley que, lo hemos visto, es válida para el reino animal, vegetal, para la geometría, la matemática, la historia y la filosofía" .
Por lo contrario, la dialéctica no es más que una visión de mundo esto es una perspectiva de la realidad constituida por conceptos y categorías de práctica de conocimiento, no es una ley, pero como visión de mundo, establece las condiciones de su validez, pues toda perspectiva condiciona menos soborno la forma de percibir la realidad sino además la conducta del hombre que Pérez y de esa realidad y que se aboque a su práctica transformarla constituyendo simultáneamente lo que se ve, y el hombre, y el espacio mismo en el que se despliega su interacción. La realidad tolera procesos diversos y perspectivas igualmente diversas. La esencia misma de la realidad la constituyen la relaciones dentro las que se configura, la interpretación que se dé de estas es simplemente humana.

2.1 Esencia y apariencia
Hemos cobijado, con descuido, bajo el criterio de realidad a todo aquello sólo cual predicamos su existencia, aún que sobre la existencia del ente sólo podemos reconocer la región de su ser conocida en la actividad humana, dándole entonces existencia dijo que puede ser tan sólo una mera ilusión. Es real aquello a lo cual se le ha configurado como un existente dentro del mundo creado por el ser humano como un lugar agradable para ser habitado. Es real aquello que ocupa una posición en el mundo, no lo que posee una condición ontológica sustantiva.
La realidad que crea el ser humano está constituida por relaciones complejas entre entidades diversas, nuestra realidad no es la realidad; sino es una realidad humanizada, sometida la diversificación de la imaginación y la creatividad en su apropiación humana.
Sólo es esta actividad la que constituye entes con significado, sin importar si estos lo tienen, o tan siquiera si son algo en ausencia del ser humano. La realidad creada por el ser humano es una región particular que se constituye como una síntesis compleja de entidades e interacciones; tan compleja que para cobrar existencia para el ser humano lo natural se ha de recubrir de lo social a través del contenido antropológico que se esconde tras la ontología de todo aquello que nos rodea. Así, la esencia de los real escapa a la apariencia sencilla de su ser.
Ingenuos como somos no por nuestra forma de ver el mundo, sino por el modo con el que lo vemos, continuamente nos movemos entre realidades con la convicción de que éstas son tal como las vemos, pretendiendo un vínculo estrecho entre el ser y su percepción que creemos tener acceso a lo que la realidad en sí misma pueda ser. Ingenuos como somos confundimos la apariencia con la esencia, el todo con la parte, y más que responsabilizar a los sentidos, e la voluntad, o a la imaginación, será nuestra visión de mundo la condición última en la que se apoyan todos nuestros errores.
La apariencia es siempre una propiedad emergente de la esencia. Lo aparente sólo manifiesta la capacidad de configuración pero que resulta ser esencial en Hidalgo, lo real está constituido por relaciones, sobre ellas se sustenta la apariencia que ante nuestra percepción se presenta, la apariencia de algo resulta ser la configuración máxima que un esencia tiene la capacidad de sustentar.
La esencia es la base de toda la capacidad de lograr una apariencia determinada, como tal no es simplemente una única condición ontológica, sino una interacción ontológica de elementos que constituyen la totalidad de un ente, la complejidad propia de todo ser real significativo, aún de aquellos que lo son en ausencia del ser humano.
Esta interacción constitutiva puede presentarse no sólo como una relación simple, es decir aquella en al que pueden identificarse, por medio del análisis, solamente elementos particulares que intervienen su constitución significativa; sino que puede presentarse una relación compleja, es decir, una relación entre relaciones de elementos que interactúan para dar lugar a algo real. En todo caso la esencia de lo real se identifica no como una percepción directa; sino como una interpretación de la apariencia del objeto en la experiencia individual condicionada por la visión de mundo que ha de ser asumida metodológicamente como una mera impresión de totalidad a desconstruir. La apariencia es significativa sólo como medio para originar un análisis.
Esencia y apariencia no poseen el mismo estatus epistemológico, no se identifica en el instante mismo de la percepción, lo más profundo no "es la superficie de la piel" ; por el contrario escencia y apariencias son un tono únicamente diferentes como lo pueden ser para un mismo edificio los cimientos y sus acabados, nunca dará y cuál conocer la apariencia de conocer la esencia. Conocer la esencia es explicar para configurar y transformar conocer la apariencia es simplemente eso. Da igual repetir 1000 veces una mentira hasta ser la verdad, a fundamentar una opinión en un apariencia, en ambos casos es el camino del imbécil.
Tenemos acceso a la esencia, pero no de modo inmediato, sino por medio del análisis de aquellas complejidades que desconstruimos, explicar la realidad es sinónimo de deconstruir su esencia por relación fundamental ya sea esta simple o compleja. Esto sólo será posible por medio de un análisis de constructivo del modo en que lo real está constituido, e identificado, como objeto de reflexión, a diferencia de un objeto teórico sobre el objeto de reflexión nada está aún dicho.
No es posible arribar de un salto a una verdad con alcanzar la excelencia sólo es posible si para ello se inicia con la apariencia, pues conocemos de modo inmediato sólo apariencias a sabiendas, eso sí que ellas manifiestan la capacidad de configuración máxima de la esencia, aún que no la esencia como tal, esto suficiente para empezar, pues investigamos dentro la realidad motivados por la sospecha que nos provoca la huella dejada tras de sí por la escurridiza verdad. Sólo podemos arribar a la esencia a través de los rastros que está de en la apariencia en esta es entonces un solo únicamente la particularidad manifiesta de lo que es esencialmente constitutivo.
No hay en la realidad que el hombre se configura como su mundo algo que sea tan simple que en su apariencia se dé a conocer su esencia, la esencia de la realidad humanizada siempre estará dentro de los límites de su complejidad.
Sólo a través de desenmarañar las distintas relación y es que constituyen a un ente podemos llegar a identificar una totalidad y material como tal, sólo a través de este proceder analítico podemos crear una base lo suficientemente sólida para poder actuar sobre la realidad sin caer en el riesgo de las posibilidades.
Sin embargo siempre será el mayor obstáculo a cualquier análisis la capacidad de quien analiza más que la complejidad de lo que es analizado, pues en la obra nunca va más allá de su creador. El problema es entonces establecer si para el análisis dialéctico o de complejidades constitutivas puede caber la exigencia de una objetividad pura, o, por el contrario, el análisis mismo estará matizado en la inteligencia de aquel que analiza por la interacción entre el objetivo y lo subjetivo que la constituye.

2.2 Objetividad y subjetividad
El más grande aporte de Bacon al pensamiento occidental posterior es la introducción del criterio de objetividad. Su eminente intención de divorciar la excedida de lo subjetivo de todo aquello que tuviera que ver con el conocimiento real luche a generar un nuevo criterio metodológico para el análisis de lo que desde el renacimiento europeo en adelante solemos llamar científico; con su superación de los "ídolos" y el registro de información en tablas de ausencia, presencia y, grado, lleva al conocimiento de lo real a un alcance particular que no poseía la ciencia griega, la separación epistemológica entre el observador y lo observado. Este alcance, completado con el aporte de Ockam sobre el lenguaje empírico, es responsable de que hoy hablemos de ciencia no según sus resultados, sino según su proceder metodológico. Conocer la realidad es conocerla a través de un método que se encierra dentro de un proceder objetivo.
Tanto la noción de objetividad como la noción de lo objetivo sólo pueden surgir, como descubrimiento de la conciencia, del actuar del hombre sobre la realidad, pese a todo lo favorable del aporte de Bacon, lo cierto es que el objetivo es resultado de lo subjetivo sino un tono únicamente si epistemológicamente sin duda, no puede separarse de un modo tan radical como el que se pretendería en aquel momento renacentista la objetividad en el conocimiento de la rica subjetividad creadora de género humano. Lo objetivo es aquello que, a través del tiempo, ha surgido de la actividad desplegada por el hombre sobre la naturaleza lo objetivo ontológicamente confirma ante la conciencia que la actividad material y espiritual del hombre configuran su realidad.
La realidad material no es independiente del hombre, sino que es lo que el hombre independientemente ha creado como un ente, es decir, como parte significativa del mundo en el que vive.
No hay algo objetivo en el que no se pueda reconocer la actividad configuradora e innovadora del ser humano, lo objetivo contiene lo subjetivo, pues el objetivo es producto del ingenio y de industria humana. Marx hacia 1845 planteaba que " el defecto fundamental de todo materialismo anterior, incluido el de Feuerbach, es que sólo consiguen las cosas, la realidad, la sensoriedad bajo la forma de objeto o contemplación, pero no como actividad sensorial humana, no como práctica, no de un modo subjetivo...Feuerbach quiere objetos sensoriales realmente distintos de los objetos conceptuales, pero tampoco concibe la propia actividad humana como actividad objetiva" .
Considerar lo digo como resultado de la actividad subjetiva del ser humano implica replantear la ontología del ente, entendiendo la hora como fruto y parte de la constitución humana de sus condiciones materiales de existencia, es decir, de su práctica de apropiación y enseñoramiento de la naturaleza, o como Marx lo llamara: el paso de lo inorgánico a lo orgánico .
Lo objetivo en el mundo es el entorno mismo creado por el ser humano para habitar en él. Al descubrirse la ontología del mundo se expone la esencia misma de la posición del hombre en el, el ser humano es un ser permanentemente creado por, todo lo cambia de acuerdo tan solo a su más íntima pulsión de inconformidad con lo existente, el hombre es creador de mundos.
El ser humano de existencia el objeto para beneficiar hacia sí mismo confirmándose sobre su mundo como un dios que ha creado a lo largo de los siglos de pesado e ingenioso esfuerzo la realidad objetiva, que no es independiente de él, aunque, por su propia complejidad, le resulte insuficiente, el objetivo el hombre sólo puede reconocer el fruto de su propio ser, la existencia del ente en el mundo es una reafirmación de su posición sobre el, la objetividad pura, en el plano ontológico, a modo propuesto en el renacimiento existe, y en él epistemológico es inalcanzable.
La objetividad renacentista carece de contenido material. Es, por tanto, un concepto vacío de significado, lo objetivo no puede ser entendido sino subjetivo el objeto no puede existir sin el hombre la objetividad no es otra cosa más que una expresión de la actividad constitutiva humana.
Como principio metodológico la objetividad divorciada de la subjetividad supone un defecto de carácter ontológico que impide que epistemológicamente sea materializado en una interpretación de la realidad independiente el hombre, pues no hay realidad en el mundo independiente del ser humano, y la que puede estar más allá del mundo no le es significativa, al menos no antes de que sea descubierta por él.
En el conocimiento de la realidad significativa para el ser humano no se trata de exigir objetividad, sino de exigir que no se forme nuestra comprensión del mundo. Nada da más objetividad a la actividad del hombre que ha pulsión de su indignación.
Los subjetivo abre al hombre a la transformación y enriquecimiento del mundo, son los tiene sentido el concepto de objetividad si se propone dentro de una aproximación a la realidad en la que se reconozca simultáneamente como unidad constituida por la subjetividad objetiva del ser humano.
Un análisis dialéctico no puede ser objetivo sino de un modo totalizador, es decir, integrador en el plano del conocimiento de una ontología que permita la identificación efectiva de aquellos elementos que se relacionan para configurar un ente o totalidad material y, de las condiciones en las que, a partir de la actividad humana, interactúan.
La objetividad en un análisis dialéctico se resume en la identificación del espacio de efectividad de las interrelaciones de los distintos factores o elementos que constituyen a un ente como objeto concreto dentro del mundo. La objetividad dialéctica es en este sentido una reconceptualización ontológica de la epistemología que se encuentra la base de la metodología de conocimiento.
Hasta ahora todo nuestro conocimiento ha girado en torno a objetos teóricos porque el marco epistemológico sobre el cual se da una aproximación metodológica está ontológicamente mal fundamentado.
Para lograr una efectiva aproximación a la realidad será necesario reformular ontológicamente el marco conceptual de la aproximación, es decir reconceptualizar ontológicamente cada componente epistemológico de la metodología de abordaje para evitar el riesgo de la diversidad de respuestas posibles, misma que a veces es tan risible que, sobre un mismo objeto, unas dirán que sí, otras que no, otras que lo más seguro es que quién sabe.
2.3 El espacio de efectividad de la interacción dialéctica
Nada es más desafortunado para el presente que repetir los errores del pasado. Para los alcances de una nueva metodología de aproximación a la realidad estos errores se resume en simplemente en tratar los contenidos de la visión dialéctica del mundo como principios epistemológicos del análisis.
En un momento histórico particular, por razones más bien políticas, el uso y la verdad de tales principios era un supuesto que debería ser aceptado incuestionablemente para argumentar con base en él, simplemente para consolidar una identidad, y no para entender la entidad. Era entonces muy sencillo hacer desembocar el conocimiento en ideología, el materialismo dialéctico soviético hizo avanzar el conocimiento humano con el mismo riesgo del frágil andar de un ciego a la orilla de un precipicio.
El ser humano le ha otorgado en muchas ocasiones el rango ontológico de realidad a lo que no es más que una vil quimera, la verdad debe ser resultado de una demostración, nunca un supuesto. Toda afirmación propia de una visión de mundo no posee valor para el análisis si no se la ha demostrado, y para demostrar algo debemos, al menos por principio, identificar las condiciones que lo hacen real.
La riqueza de la realidad va más allá de la perspectiva con la que se le mire, la actividad del hombre a lo largo de los siglos permanentemente ha revelado nuevas dimensiones de la realidad que se reconocen como tales simplemente por carecer de una explicación, en el extremo último del mundo está siempre el azar, lo inesperado.
Uno de los mejores estudios sobre el tema de la dialéctica materialista que se alejo en mucho del uso ideológico que se presentó en el DiaMat soviético fue a mi juicio el propuesto por Mao , en este Mao intenta explicar la complejidad de lo real que escapa a nuestra capacidad de explicación total dándole a la antítesis o contradicción un carácter metafísico, enunciando la como la forma general de la evolución de la realidad. Por ello la contradicción constituye, para Mao, "un proceso general de todas las cosas y a su vez el proceso particular de cada cosa".
En esta óptica un análisis dialéctico sería o bien una generalización de lo particular para constituirlo en ley, o bien una particularización de la ley para explicar una realidad. En todo caso el análisis nunca formularía una totalidad que es precisamente lo que se pretende al considerar cualquier objeto de reflexión. El grave problema del enfoque de Mao, pese a su extraordinario avance frente a la época en la que vive, es que pierde para sí misma la posibilidad de fundamentar en lo concreto todo conocimiento que se configure, lo importante no es identificar leyes o aplicarlas, sino comprender las particularidades de cada ente en el mundo. El mundo no está constituido por generalidades, sino por particularidades significativas y transitorias.
Las relaciones que componen la realidad material no poseen carácter metafísico, no son supuestos, mi condición es ontológica sin demostrables; sino producto de la condición concreta,1 elemento real que puede sustentar la relación para que ésta pueda existir. Esa condición de interacción es un espacio de efectividad, y constituye la condición específica e identificable que actúa como aspecto en común o relacional para entidades diferentes. Es a través de un espacio de efectividad que elementos o factores diferentes interactúan constituyendo realidades, y que realidades diferentes interactúan configurando los más complicados procesos que podemos identificar. El espacio de efectividad constituye la condición ontológica de la relación es que configuran la realidad en el mundo. Identificar el espacio de efectividad de cualquier realidad tratada como objeto de reflexión es un elemento metodológico el análisis que no resulta indispensable para crear un discurso de conocimiento que sea efectivo, sólo al identificar el espacio de efectividad de la interacción se garantiza el contenido material que posee el objeto de reflexión y los separa del objeto teórico, divorciando la posibilidad de la realidad, la confusión de lo falso con lo verdadero.
3. Dinámica general del análisis dialéctico
Una aproximación dialéctica, o análisis dialéctico, consiste en la exposición de una antítesis para su explicación. Las antítesis son formas complejas de interacción de elementos que, por su característica relacional, configuran una realidad material. Todo proceso antitético constituye una realidad de su viable como objeto de reflexión.
La particularidad más evidente de los procesos de antítesis es que los diversos elementos o factores que intervienen configuran polos, relacionados necesariamente por un espacio de efectividad que sustenta su interacción. Explicar una antítesis no significa resolverla, sino más bien, explicar las particularidades o alcances materiales de su relación, sus elementos componentes y las razones de su interacción, es decir, constituir una totalidad gnoseológica, un conocimiento en sentido estricto.
Lo real no puede ser transformado en lo teórico, sino más bien resuelto por una actividad humana enriquecida por la teoría, la respuesta a una situación debe ser siempre de su misma naturaleza.
3.1 Crítica a la teoría dialéctica maoísta
La propuesta de Mao puede caracterizarse por poner énfasis sobre lo interno como condición de todo cambio cualitativo, es por ello que escribe "las causas internas son la base de los cambios, y las causas externas actúa a través de las causas internas ofensivos a una temperatura adecuada el vuelo se transforma pollo; pero a ninguna temperatura puede transformarse una piedra en" .
La escisión del interno y lo externo es uno mayores errores que puede cometer este dentro de un análisis dialéctico pues ninguno es significativo de modo aislado; sino como parte de una totalidad material a la que damos en nombre de real. Los entes son esencialmente realidades complejas estructuradas por múltiples factores en relación.
Por ello, en una aproximación que quiera ser efectiva debe considerarse como esencial de todo aquello que forme parte del ente específico constituido, la escisión entre lo externo e interno carece de sentido pues ambas condiciones son necesarias para la existencia de la entidad, nos enfrentamos entonces a una "pseudo-antítesis" generada por una incomprensión de la relación de diversos aspectos como parte de la esencia del ente real.
En realidad nada que el hombre conoce como parte del mundo que ha creado posee una existencia simple todo es complejo, todo lo que nos rodea es concreto, o sea síntesis de múltiples determinaciones, todas y cada una de ellas con el mismo rango ontológico.
Sin embargo, es el supuesto ontológico de que toda contradicción pensada es una contradicción real es lo que, a mi juicio, constituye el aspecto más problemático de la teoría maoísta. Puede fácilmente rastrearse la vieja teoría leninista del reflejo como una condición epistemológica de este supuesto que por sus alcances es ontológico. La propuesta sobre el reflejo en la conciencia del hombre de la realidad es por demás absolutamente insuficiente para explicar el desarrollo de una innovación conceptual en el conocimiento dado que jamás considera la mediación del contexto histórico social como mediación entre el objeto que se conoce y la inteligencia humana que lo hace, y en este mismo sentido no puede fundamentar desde ningún punto de vista una propuesta metodológica efectiva.
Ni todo lo racional es real, ni todo lo racional, no todo lo que existe sido pensado por el hombre, del mismo modo que no todo lo pensado por el hombre existe. Una antítesis es real sólo en la medida en que se sustente en un espacio de efectividad identificado de modo estricto. Mao olvida sin duda que en muchas ocasiones confundimos lo ilusorio con lo real, e igualmente no considera que en la práctica humana la conciencia esté influenciada por múltiples mediaciones que “revisten” a las realidades desnudas con ropajes que las hacen irreconocibles.
No hay pues practica pura que se refleje como verdad cruda en nuestro entendimiento; la verdad es tan borrosa a nuestra vista como imagen de una bailarina entre la niebla.
El contenido material de todo objeto de reflexión sólo puede ser identificado si se identifica su espacio de efectividad, una contradicción particular sólo puede ser tratada como objeto de reflexión si se sigue el criterio metodológico de identificar las condiciones materiales en las que se sustenta. Al proceder de este modo no se busca la predictibilidad de un fenómeno, sino la explicación de un proceso específico. Si un análisis de una situación particular sólo puede configurar un conocimiento particular, el análisis no posee la función de predecir comportamiento de todo fenómeno, sino de éste en particular.
La pretensión, heredado de la mentalidad positivista, de que una investigación desemboque en una predicción es por demás absurda, ya que hace que la investigación siga, en la explicación de su objeto, la misma lógica que se siguió en la delimitación de su objeto, siendo que predecir un fenómeno supone, por contrario, un proceder diferente a la delimitación del objeto, la inducción no puede sustituir la deducción, ni la analogía, ni la inferencia, como ninguna de estas puede de sustituirla en cualquier momento, pues no resultan epistemológicamente equivalentes.
En términos reales desde un análisis dialéctico no puede surgir la formulación de una ley, pues la predictibilidad sobre un fenómeno no puede ser generalizada ya que hablamos de entidades y procesos particulares significativos por sí mismos, y con ello efectivamente irrepetibles. Todo nuestro conocimiento verdadero está constituido por explicaciones de casos específicos.
Sin embargo algunos nos resulte evidente que tanto en la historia, como en la naturaleza existen similitudes, de hecho ante situaciones similares el hombre puede manifestar conductas aparentemente idénticas, por nuestra capacidad de respuesta ante una dificultad es, genéricamente, muy limitada, e igualmente la capacidad de combinación de naturaleza es también muy limitada.
Por similar que parezca un fenómeno éste es en sí mismo único y lo que conozcamos de él será solamente aplicable a él, su explicación será válida sólo para él en nuestro presente.
Predecir no es el resultado esperable de un análisis, sino del uso inadecuado del resultado un análisis como elemento constituyente de una visión de mundo, la previsión de fenómenos y el análisis siguen lógica de proceder diferentes, pero sin duda relacionables, esta es la razón de fondo por la cual, en la mente ingenua, se transforma una verdad específica en un supuesto general.
Tratada en su especificidad toda antítesis real se encuentra sometida al tiempo, y en esa medida atraviesa momentos de intensificación y debilitamiento. Por hecho no toda antítesis concluye en una síntesis, como se supondría erróneamente al repetir los contenidos de una visión de mundo en un análisis, el carácter temporal de todo proceso real puede condenar a la antítesis a su disolución, simplemente porque sus actores se agotan allí, y desaparecen.
En los procesos antitéticos la interacción de factores constituye la realidad misma del fenómeno, toda antítesis es un sistema de existencia, por ello el agotamiento de un factor anula la existencia de un proceso, aún y cuando, los demás elementos o factores continúen con vida, y que el espacio efectividad mismo no haya cambiado. Cuando un componente de la realidad ha muerto esa realidad también ha muerto. De hecho al enfrentarnos a un anti tesis como sistema de existencia nos podemos enfrentar a cuatro diversas formas de solución del proceso antitético, el primero sería la constitución de una nueva realidad, el segundo la anulación de la antítesis misma por agotamiento de alguno de los factores, el tercero, el agotamiento del espacio efectividad en la que se sustentaba la interacción, y finalmente, cuarto el desarrollo de una antítesis paralela que reste fuerza la contradicción debilitándola y haciéndola finalmente desaparecer. La la solución que adopte un proceso es parte esencial de su realidad, no se trata simplemente de su final, sino de la materialización de una posibilidad determinada por la esencia misma del proceso en un contexto que forma parte integral de él. La conclusión de todo proceso está establecido por la esencia misma de esa realidad.
Estudiar todo objeto de reflexión específico supone realizar un análisis particular de la interacción concreta que nos brinde la explicación y a la vez nos permita comprender su solución, este estudio sólo puede abordarse a través de la deconstrucción del objeto, es esta en realidad la que constituye el análisis dialéctico.
3.2 Deconstrucción del objeto teórico
Toda antítesis constituye un proceso complejo de existencia que resulta ser una totalidad material; su análisis se realiza con la intención de comprender su especificidad, de una situación concreta no cabe una conclusión general, generalizar es sólo válido dentro de una visión de mundo, pues se fundamenta en un régimen de validez diferente al de la investigación como tal.
Un análisis dialéctico se encuentra delimitado por la configuración de un algo real en objeto de reflexión particular, no es pues válido que, con base en él, se haga una referencia general a la realidad, sino solamente una referencia particular a una realidad, que resulte tan concreta como lo puede ser su explicación.
Toda antítesis esta constituida por relaciones de elementos dentro de un espacio efectividad que sustenta su interacción, su particularidad consiste en configurar un sistema de existencia, pues en efecto "los fenómenos de la naturaleza se consideran como un todo unido donde los fenómenos están ligados orgánicamente entre sí dependiendo uno de los otros y condicionándose recíprocamente... todo fenómeno... debe ser analizado como parte de un todo más vasto".
Esta aguda observación, de alguna manera inusitada por provenir de dónde proviene, constituye efectivamente el supuesto ontológico más rico sobre cuál fundamentar el marco epistemológico de la metodología dialéctica de explicación, pues permite comprende al ente complejo que, ante nuestra vista, aparece como novedoso o desconocido. El análisis dialéctico puede pensar tanto sobre aquello que este conoce como aquello sobre lo que no se conoce y que sin embargo es real
Los desconocido no es, ontológicamente, una nueva realidad, sino simplemente una realidad para la que no poseemos un marco de explicación que nos permita dominarle, es entonces una novedad epistemológica, que se identifica como tal en la práctica humana de transformación del mundo.
Para enriquecer la realidad con este tono humano que la hace agradable para poder vivir en ella necesitamos de una explicación suficiente de todo lo que está comprendido en nuestro mundo para que de este modo nuestra inteligencia nos garantice el dominio de nuestra realidad, la aparición de lo desconocido como novedad epistemológica nos suplica a realizar un esfuerzo de explicación a través del cual creamos nuevos conocimientos. La condición ontológica de la innovación conceptual radica en la irrupción de lo desconocido como aspecto de la realidad en el mundo, y en respuesta a la necesidad de hacer de este un aspecto integrante de su habitabilidad.
Lo nuevo es aquello para lo que no poseemos un marco conceptual de explicación, y lejos de gobierno debemos explicar los como resultado de nuestra necesidad de de dominarlo para constituirlo en nuestra realidad, esto nos exige construir una especie de “puente epistemológico” a través del cual hagamos transitar al ente nuevo de la oscuridad de la ignorancia a la claridad de nuestra inteligencia.
Este “puente” está constituido por analogías entre lo ya conocido y lo nuevo desconocido, un proceder que desde niños realizamos justamente cuando nos enfrentamos a un juguete nuevo del cual no conocíamos ni su uso ni su forma de accionar.
La inteligencia establecía si una "analogía radical" entre lo nuevo y lo conocido que actúa como un marco básico de referencia para el explicación de una realidad material sobre la cual no poseemos dominio, este "puente" no constituye su explicación, sino su instrumentalización básica para constituirlo en objeto de reflexión. La delimitación del objeto de reflexión y su análisis si en el mismo proceder analógico- inductivo, en el caso de la delimitación del objeto se parte de un espacio particular de efectividad para reconocer sus condiciones materiales de existencia, en el caso del análisis, el objeto de reflexión sea análoga aún no conocido para posibilitar el inicio de su explicación particular.
Obviamente un fenómeno que hoy aparece como inexplicado ante nuestra vista, nos complica a configurar de una explicación, pero no por ello podemos considerar que con nuestra explicación agotamos la riqueza posible la realidad, lo único que hacemos es instrumentalizarla para poder actuar sobre ella en nuestro beneficio.
La verdad de una explicación consiste en la efectividad práctica que posea, pues sólo existe una exigencia general para nuestras verdades: que sean eficaces en la práctica humana, permitiéndonos entender para transformar y transformar para habitar. Por ellos no es de extrañar que muchas de nuestras viejas verdades, sean hoy día consideradas como viles mentiras, pues sólo reconsideramos nuestras verdades cuando las encontramos insuficientes.
Aún dentro de aquellas verdades que consideramos sólidas, la práctica humana puede destacar un aspecto desconocido, no ha de extrañar entonces que una misma realidad estudiada en el pasado lo sea en el presente; pero si es de extrañar que lo sea no como resultado de que la actividad humana declarara la anterior explicación como insuficiente. El conocimiento es lo que nos permite habitar el mundo que hemos creado, es un requisito de habitabilidad.
El desarrollo de una nueva metodología de aproximación, de un nuevo concepto, o una nueva categoría de discurso, nos permite aproximaciones más ricas a la complejidad de la realidad que aparece en nuestro mundo, permitiéndonos efectivamente explicaciones satisfactorias, la razón progresa no por resultados objetivos y subjetivos.
El ser humano es multidimensional, no se reduce a ser lógico en el campo lógico y, místico en el místico , más bien, permanentemente mezcla regiones y rangos tanto epistemológicos como ontológicos, por ello permanentemente abre para su inteligencia la posibilidad de conocer lo complejo arribando por ello aún explicación más satisfactoria.
Al analizar una realidad concreta se deconstruye, se exponen sus relaciones constitutivas, se particularizan sus elementos, y se identifica el espacio en el que estos contraen relaciones. Este proceder inductivo-analógico permite comprender tanto lo novedoso, como recomprender lo ya conocido cuya explicación previa resulta insuficiente.
El fenómeno al que nuestra inteligencia se refiere como objeto material de explicación está constituido por relaciones y posee una apariencia particular determinada por la capacidad de configuración que le da su esencia, la metodología de su análisis consiste en el análisis concreto de situaciones concretas, a través de la deconstrucción de factores y sus relaciones. Una situación concreta es aquella que se configura dentro de un espacio efectividad determinado como resultado de una o varias relaciones que se componen entre elementos específicos que interactúan dentro de ese espacio.
Es posible someter cualquier realidad a un análisis siempre y cuando ese análisis sea metodológicamente totalizante, es decir, permita una aproximación al fenómeno desde condiciones de existencia identificables; esto no significa que el análisis pueda concluir en el encuentro de una verdad absoluta, en realidad todos nuestros conocimientos están compuestos por verdades particulares.
Nuestras verdades lo son solamente porque resultan ser efectivas, no porque se fundamenten en un contexto lógico, sino por que satisfacen las necesidades actuales del despliegue de industria humana sobre la realidad tradicional como una vieja compañera, o irreverente como una tierna niña recién aparecida en nuestras vidas.
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